miércoles, 19 de octubre de 2011

Joven mirándose al espejo, 1876 Berthe Morisot



Joven mirandose al espejo
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 65 x 54 cm


Casada con Eugène Manet , hermano del pintor, con el que mantuvo una estrecha relación, y una de las fundadoras del grupo impresionista, Berthe Morisot estuvo preocupada de manera especial por el estudio de la luminosidad y el color y compartió el interés de los demás impresionistas por los reflejos de luz, de ahí la aparición de numerosos espejos en sus obras. Ahora bien, como ha señalado Tamar Garb, el tema de la toilette era también un pretexto para explorar un motivo tradicional de la pintura, ya que «se relaciona con el viejo tema de la vanidad, en el que Venus, o alguna otra figura femenina simbólica aparece representada contemplando su propio reflejo». El mismo título en francés —La Psyché— tiene un doble significado pues puede referirse tanto al nombre de la joven amada de Eros como a un tipo de espejo de cuerpo entero como el que aparece en esta pintura.

El espejo de vestir, presentada en la exposición de los impresionistas de 1877, es un excelente ejemplo. Una mujer entalla su holgado camisón blanco con sus manos, imaginando quizá el efecto del uso de un corsé. La luz de las dos ventanas entre las que se encuentra el espejo en el que se observa y los reflejos sobre éste permiten establecer una rica gama de blancos. La figura de cuerpo entero se muestra en una actitud coqueta, con el hombro izquierdo al descubierto y girado hacia el espectador. Psyché, nombre con el que se conoce a este tipo de espejo abatible, ha servido como título de la obra en algunas ocasiones.

La pintura, ejecutada con una exquisita factura de suaves toques y una intensa luminosidad, nos muestra a una joven vistiéndose pausadamente en la soledad de su habitación frente al espejo de vestir, o psyché , estilo Imperio, que pertenecía a la pintora. La representación del mundo de los sentimientos femeninos fue un asunto tan permanente en la obra de Morisot que su amigo Paul Valéry solía decir que la pintora «vivía su pintura» y «pintaba su vida». Otros artistas contemporáneos también se habían sentido interesados por ese mismo tema, como Manet , en cuya Nana, el gran escándalo del Salon de 1876, aparece una cortesana empolvándose la cara, o Degas, que pintó algunas figuras femeninas probándose vestidos frente a un espejo.

Maribel Alonso Perez
19 octubre 2011

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