lunes, 12 de diciembre de 2011

El acantilado de Etretat después de la tormenta 1870, Gustave Courbet


El acantilado de Etretat después de la tormenta
1870
Óleo sobre lienzo
Alt. 133; Anch. 162 cm

Desde el comienzo del siglo XIX, Etretat atrae a los pintores, seducidos por la pureza del aire y la calidad de la luz. Durante el verano de 1869, Courbet a su vez se instala en esta pequeña ciudad de Normandía. Se muda a una casa situada a orillas del mar, directamente apoyada en el acantilado de Aval que utiliza como tema en numerosos lienzos. Ninguno sin embargo está tan logrado como El acantilado de Etretat después de la tormenta.


En este paisaje puro, sin presencia humana ni suceso alguno, Courbet equilibra de modo magistral su composición entre la tierra, la piedra, el cielo y el mar. Logra prácticamente hacer palpables cada uno de los elementos naturales. La transparencia de la atmósfera, la nítida luz de después de la lluvia, están magníficamente transcritas. El crítico Castagnary, amigo de Courbet y defensor del realismo, habla del "aire libre y alegre que circula en el lienzo y envuelve los detalles". Entonces comprendemos la admiración de los futuros impresionistas por la luz y la franqueza de Courbet.


En el Salón de 1870, Courbet envía El acantilado de Etretat después de la tormenta, acompañado por El mar tormentoso. Ambos cuadros, pintados en el mismo periodo, se responden como describiendo fases sucesivas de un mismo fenómeno. Los elogiosos comentarios expresados en dicha ocasión, afianzan un poco más la notoriedad de Courbet, y lo convierten en uno de los personajes ineludibles de la vida artística de su época.

Maribel Alonso Perez
12 diciembre 2011

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