miércoles, 4 de enero de 2012
Lamentación de Orfeo Hacia 1896, Alexandre Séon
Lamentación de OrfeoHacia 1896
Óleo sobre madera
Alt. 73; Anch. 116 cm.
(Musée d'Orsay) / Hervé Lewandowski
Orfeo, poeta y músico de las leyendas griegas, podía, con su canto, encantar a los dioses, a los humanos y a los animales. Inconsolable tras la muerte de su esposa Eurídice, convenció a las divinidades infernales de que se la devolvieran, pero estas fijaron una condición: no tenía que mirarla antes de salir del Infierno. Orfeo, que sin embargo no pudo resistirse a la llamada de Eurídice, se giró y vio desaparecer para siempre a su enamorada. La inmensa roca que se erige detrás de él oculta sin duda el camino que lleva al Infierno.
Evocando este mito del poeta, al que su arte condujo hasta los misterios habitualmente prohibidos a los humanos, Séon reduce los elementos de su composición al mínimo, haciendo de este modo que prevalezca la idea sobre la forma. Su paisaje está devastado, vacío de cualquier vegetación, muy alejado de los colores deslumbrantes de la isla de Bréhat en los que se inspiró.
Mientras el decorado, en el que predomina una tonalidad rosada, está tratado en impastos, el cuerpo extendido del héroe es el único elemento de la composición, plasmado con un modelado, particularmente en el drapeado azul con numerosos pliegues que cubre las piernas de Orfeo.
Maribel Alonso Perez
04 enero 2012
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