lunes, 5 de marzo de 2012

Retrato de Madame Bouret como Diana 1745 Jean-Marc Nattier

Retrato de Madame Bouret como Diana, Jean-Marc Nattier

Retrato de Madame Bouret como Diana
Fecha: 1745

Técnica: Óleo sobre lienzo.
Medidas: 138 x 105 cm


Jean-Marc, desde joven, demostró una habilidad natural hacia el dibujo, copiando composiciones y fragmentos de otros pintores con excelentes resultados y consiguiendo de la Academia, en su adolescencia, el primer premio de dibujo. Los inicios de Nattier en las Bellas Artes, apadrinado por Jean Jouvenet, aparecen ligados al campo de la ilustración, ya que muchos de sus primeros diseños de obras de Rubens y Le Brun se destinaron a grabados. Nattier fue admitido en la Academia en 1717 como pintor de historia, con una composición de tema mitológico. Sin embargo, el artista triunfó con el retrato, un género que no estaba demasiado bien considerado en los medios academicistas. Sus habilidades en esta modalidad se reflejan en el comentario legado por su primer biógrafo, que fue su hija, casada con el pintor Louis Tocqué, cuando un jovencísimo Nattier presentó al rey Luis XIV un dibujo para un grabado de su retrato de Rigaud que fue alabado por el monarca.

El retrato de Madame Bouret como Diana ejemplifica con claridad este capítulo de la producción del pintor. Como fondo para esta dama, convertida momentáneamente en la diosa Diana, se ha elegido un entorno natural, acorde con el personaje, que Nattier ha interpretado con colores fríos y pocos elementos, entre los que el cielo tiene mayor protagonismo. La figura aparece sentada y de frente, y señala con el dedo índice de su mano izquierda algo fuera del campo de nuestra visión. El arco que sostiene en su regazo, el carcaj con las flechas sobre la roca y la dúctil tela de piel de leopardo que cubre uno de sus brazos son los símbolos de esa diosa de la Antigüedad polifacética que personifica la caza. El resultado es un retrato elegante, donde una joven, que posa con naturalidad, nos dedica una mirada, con sus ojos brillantes, plena de ensoñación y dulzura. Nattier, como no podía ser menos, presta atención a la indumentaria de su modelo, envuelta en una ligera túnica que compite en blancura con el tono de su piel y que deja caer artísticamente descubriendo parte del pecho de la dama.

La identificación de esta mujer con Madame Bouret se recoge en los catálogos de la colección desde 1958 , pues así figuró en la colección Blumenthal de París, donde la pintura estuvo en la década de 1930. El apellido de soltera de la modelo, de origen portugués, era Tellez d’Aosta; en 1735 contrajo matrimonio con Etienne Michel Bouret, futuro tesorero y «fermier géneral». La pintura, que está firmada y fechada por el artista en 1745, se inscribe en uno de los periodos de mayor calidad de su carrera.


Maribel Alonso Perez
05 marzo 2012

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