miércoles, 22 de agosto de 2012

Retrato de Adele Bloch-Bauer II 1912- Gustav Klimt


 
Retrato de Adele Bloch-Bauer II - Gustav Klimt
Año 1912
Óleo sobre lienzo, 190 x 120 cm.
Viena, Österreichische Galerie Belvedere, Schloss Belvedere
 
 
 
En1912Klimt retrató de nuevo a Adele Bloch-Bauer y la comparación de las dos versiones es sin duda el mejor indicador para comprender el cambio experimentado por el estilo del artista. El primer cuadro, realizado en 1907, correspondía a la culminación del "periodo de oro" y transfiguraba la imagen de la modelo en un ídolo pagano, inaccesible y fuera del tiempo. La segunda obra muestra, por el contrario, la figura de una elegante mujer de su tiempo, vestida a la moda. La pose sigue siendo rígida -a diferencia del retrato no oficial de la transeúnte con la boa de plumas- y la protagonista semeja una columna con sus particiones arquitectónicas internas, coronadas por el gran disco negro del sombrero a modo de capitel. 
 
El elemento ornamental se acentúa, pues, todavía más, aunque reaparece una cierta tridimensionalidad, evidente en el sombrero y en la alfombra, vistos en rigurosa perspectiva. El fondo, por el contrario, es totalmente plano, imaginado como una serie de empapelados o tapices superpuestos. Los motivos, sin embargo, proceden de un repertorio muy distinto del arcaizante y sacro recurrente en gran parte de las obras klimtianas hasta principios de los años diez. 
 
El artista utiliza ahora escenas tomadas de las estampas japonesas, en las que antes sólo se había inspirado para los encuadres compositivos o para la reducción de las figuras a siluetas sin volumen. Por el contrario, la zona cuadrada en verde, en la cual se ven flores dispersas sin orden aparente, y el vivo colorido del conjunto se derivan del ejemplo de Henri Matisse. 
 
Dos obras del artista francés habían estado expuestas en la Kunstaschau de 1909, dedicada al arte internacional; además, en otoño del mismo año Klimt había ido a París, donde había prestado gran atención a las novedades pictóricas más recientes, asimilando algunos estímulos.
 
Adele Bloch-Bauer no quedó satisfecha con el retrato que Klimt le había hecho y le pidió un nuevo retrato que este pintaría cinco años después y recién llegado a Viena tras un largo viaje por Europa en el que visitó París, Florencia, Roma, Bruselas, Londres y Madrid y en él que se interesó por la obra de Lautrec, Van Gogh, Gauguin y Munch, así como por la de los fauvistas encabezados por Matisse.

La influencia de ese viaje es decisiva en el cambio de estilo en la pintura de Klimt que abandona su época dorada y comienza una etapa calificada como "caleidoscópica" debido al colorido que imprimirá a su obra.

De dicha etapa es representativo este retrato, muy fauvista y en el que Adele aparece de pie, vestida con un ceñido modelo medio tapado por una larguísima estola, tocada con un gran sombrero circular y situada delante de una especie de decorado adornado con flores y dibujos orientales. Un retrato elegante, más alegre y colorista que el primero, pero también con una, tal vez, menor sensualidad en la expresión de Adele.

No sabemos si este cuadro fue pintado en su estudio en el número 21 de la Josefstädter Strasse en Viena, donde pintó un gran número de sus cuadros y donde muchas de sus modelos debieron ser amadas por este hombre que nunca se casó pero que tuvo 14 hijos conocidos.

Este retrato siguió la misma trayectoria que el primero en cuanto al litigio entablado entre los herederos de Ferdinand Bloch-Bauer, ya que, estaba dentro del lote de los cuadros reclamados al gobierno austríaco y que fueron entregados en junio de 2006 a la heredera María Altman.

Esta, subastó el cuadro en noviembre de ese año a través de la casa Christie's siendo adquirido por teléfono por un comprador anónimo en 88 millones de dólares por lo que hasta hace poco ha estado, al igual que el primer retrato, en la lista de los diez cuadros más caros del mundo.
 
 
 
Maribel Alonso Perez
22 agosto 2012
 

 

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