jueves, 18 de agosto de 2011

LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR 1560 JACOPO BASSANO



                                                                 Óleo sobre lienzo.
                                                                 Medidas:
                                                                 139 x 129 cm

Este lienzo, adquirido en 1934, procede de Gran Bretaña. El propietario más antiguo que conocemos fue sir Thomas Baring, que en 1839 lo prestó para una exposición celebrada en Londres. . La parábola del sembrador estuvo registrada desde entonces hasta 1919, fecha de una nueva subasta, en la colección de los earls of Northbrook pasando, a continuación, a la del earl of Harewood.

En estos lienzos el tema principal del cuadro queda relegado a un plano secundario, ocupando las zonas más preeminentes de la composición, cacharros, animales y figuras campestres. Esta fórmula obtuvo un gran éxito en determinados sectores sociales, difundiéndose ampliamente por Italia y Europa hasta entrado el siglo xvii. También se le debe la creación de escenas nocturnas, construidas con fuertes efectos de claroscuro originados por focos de luz artificial.

Las secuelas de este recurso pictórico llegaron hasta los artistas nórdicos del siglo siguiente, como se podrá comprobar en la obra de Ter Brugghen inspirada en un modelo de la familia Bassano. Finalmente, y ya en relación con este lienzo, se le debe otra novedad introducida en la década de 1560: las escenas bíblico-pastorales en las que se representa un episodio religioso inmerso en un paisaje y en las que la realidad cotidiana impregna toda la pintura.

En contraposición a la figura del sembrador, Jacopo ha colocado en primer término el descanso de una familia durante su viaje en el momento en que se disponen a comer. La pareja de bueyes, los corderos y las figuras, así como el pequeño bodegón que se extiende en el suelo sobre el mantel blanco, son un ejemplo del buen hacer del pintor. El lienzo también tiene interés por el desarrollo que se concede al paisaje, de notable originalidad a pesar del oscurecimiento que ha sufrido el follaje de los árboles y que desvirtúa levemente su colorido.

 La vista ha sido relacionada con los fondos clásicos de la pintura veneciana de la segunda mitad del Cinquecento. Jacopo Bassano se inspiró para algunos elementos compositivos en la obra de Tiziano; concretamente, y como apuntó Ekserdjian en 1988, el perro, hecho un ovillo, a la derecha, está tomado del can que acompaña a la famosa Venus de Urbino. Siguiendo a este historiador, cabe señalar asimismo que la pintura se organiza con un colorido armonioso, donde los azules de las montañas y el cielo, junto con los blancos de las nubes, tienen una continuidad en las ropas de los protagonistas del primer término.

Michelangelo Muraro, quien, en 1957, basó su análisis en la figura secundaria, situada a nuestra derecha en el borde de un camino y que aparece arrojando con su mano derecha simiente que coge del cesto colgado de uno de sus brazos. El argumento se refuerza con los dos pájaros figurados al lado del campesino, que se alimentan del grano, mientras que una tercera ave espera su turno encima del tronco cortado de un árbol.

El tema está extraído del Nuevo Testamento y se recoge en los Evangelios de san Mateo, san Marcos y san Lucas, y en ellos se compara la palabra con la semilla y al sembrador con Jesús. A esta lectura hay que añadir la sugerencia formulada por Zampetti de que el lienzo podía ser una representación del otoño formando parte de una serie dedicada a las estaciones. 


Maribel Alonso Perez
18 agosto 2011 



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