martes, 2 de agosto de 2011

EL ROCOCÓ EN LA PORCELANA


En la porcelana y en las piezas de cerámica en general -que entonces ofrecen tanta variedad y riqueza en toda Europa- halló el rococó un amplísimo campo para su aplicación. Sin duda, se trata de uno de los campos que le fueron más propios a este nuevo estilo y en los que mejor pudo y supo desarrollar las características que le son propias. Esa materia cerámica presenta en la historia de su desarrollo europeo durante el siglo XVIII tantas concomitancias con lo que aquí estamos tratando, que no es exagerado afirmar que, a través de ella, puede seguirse perfectamente la evolución de aquel estilo.

Materia exótica ya apreciada de antiguo como una rareza (por sus cualidades de dureza, transparencia y blancura, así como por la finura de su adorno pintado), durante más de un siglo, en todos los países europeos la estima por la porcelana china creció avivada por la importación que de ella se hacía, primero (en el siglo XVI) a cargo de los portugueses, y desde 1602 por la Oost-Indisches Compagnie holandesa, a través del puerto de Amsterdam, verdadero emporio de aquel "oro blanco", adonde anualmente llegaban piezas chinas en cantidades ingentes.



Cornucopia de Alcora. Estos pequeños espejos de marco tallado y dorado, que solían disponer adosados varios brazos para las velas, produciendo un exótico efecto de iluminación al reverberar la luz en la propia luneta del espejo, presentan siempre grabados decorativos de cristal o porcelana, como el de esta cornucopia, ornada con una escena entre Venus y Marte en su fragua acosados por dos amorcillos alados. De gran difusión en España durante el siglo XVIII es, no obstante, la ciudad de Venecia la principal procedencia de estos objetos de artesanía.


El prestigio alcanzado por los búcaros, vasijas, figuritas y cuencos importados de China, ya en el siglo XVII había provocado en Europa una gran actividad de probaturas con vistas a lograr la obtención de esa sustancia, cuya composición se ignoraba. Multitud de artistas dedicaron tiempo y energías en realizar un descubrimiento con el que pretendían obtener no poco sustanciosos réditos. De este modo, los intentos para "descubrirla" se multiplicaron desde aquellas fechas en Inglaterra, Holanda, Francia y Sajonia.
Esta actividad desembocó, en Francia, en el descubrimiento de una materia que era, en el fondo, de composición vítrea, la llamada porcelaine de páte tendré. Realmente, no era auténtica porcelana, sino una porcelana imitativa.




Capitana y Leda, de Franz Antón Bustelli (Residenz Museum, Munich). Procedentes de la escuela de Nymphenburg, estos dos personajes de la Commedia dell'Arte forman parte del conjunto de ocho parejas originales que se modelaron en los talleres de Bustelli. La simplicidad formal, fina y brillante, y la elegancia de los movimientos se adaptan perfectamente a las temáticas típicas de las damitas aristocráticas, los pastores de égloga y los gremios de artesanos.


Actualmente, sigue siendo primordial en la elaboración de la porcelana el empleo del caolín, que, como se ha señalado antes, constituye el “ingrediente" básico. El caolín es una arcilla primaria que es el resultado de la descomposición de rocas feldespáticas y que otorga a la porcelana su característica coloración blanca. Asimismo, éste es el material que logra mantener la rigidez y estabilidad en la pasta cuando ésta se está trabajando a las altas temperaturas que deben conseguirse para elaborar correctamente la porcelana.

Como es de suponer -dada la mentalidad de la época y los beneficios económicos que se pretendía lograr-, la obtención de esa verdadera porcelana se rodeó del más impenetrable de los secretos, pues no eran pocos los gobiernos que iban detrás de ese mismo logro; ello explica, por ejemplo, la severa organización que se dio a la nueva fábrica, y que sirvió de modelo a todas las demás oficiales que posteriormente lograron elaborar porcelana auténtica o "sajona" en Austria y varias localidades de Alemania y aun del extranjero. Entre las principales manufacturas de esta clase que derivaron de la de Meissen y cuya fundación fue posible gracias a indiscreciones e intrigas (a veces muy novelescas, todo sea dicho), se encuentran: la de Viena, fundada por Du Paquier, en 1718, desde 1744 fábrica imperial



La gran aportación de éste fue crear infinidad de figuras que reproducen personajes de la corte sajona, tipos callejeros, pastores idealizados, escenas galantes y personajes de la Commedia dell'Arte. En todas ellas destaca su vigor característico y siempre planea en ellas una intención satírica o meramente burlesca, unas veces más explícita que otras, que se expresa acompañada de un colorido llamativo, rico en contrastes.

Meissen creó, por su parte, una tradición artística que, partiendo del barroco, rápidamente se incorporó a las características del rococó, y su influjo alcanzó, no sólo a las otras porcelanas alemanas, sino también a las inglesas y a las de las fábricas de Doccia, en Italia, y a las de Capodimonte y del Buen Retiro, fundadas por Carlos III de España.


En Francia, en cambio, desde la primera fábrica de páte tendré, que se mostró activa por iniciativa particular, la de Saint-Cloud (1702), así como en la de Chantilly (del príncipe de Conde) o la Mennecy (del duque de Villeroy), se llegó al empleo de lo rococó tras una prolongada etapa en la cual predominó el gusto chinesco, que, como ya se ha señalado antes, habrá de ser una de las tendencias principales de este estilo.

Maribel Alonso Perez
29 junio 2011

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