lunes, 12 de septiembre de 2011

Francis Bacon 1909- 1922 Pintor Inglés






Retrato de Bacon obra de Reginald Grey en 1960


(Dublín, 1909 - Madrid, 1992) Pintor inglés de origen irlandés,
 figura destacada de la denominada Nueva Figuración, tendencia
 que se desarrolla a lo largo de los años sesenta, tras el agotamiento
 del informalismo. En el panorama del arte de la posguerra, el
 expresionismo figurativo de Bacon ocupa un lugar aparte,
 difícilmente relacionable con algunas de las distintas tendencias
 artísticas que recorren estos años. Toda la trayectoria pictórica de
 Bacon se caracteriza por una profunda independencia, que hace de
 su pintura un referente inconfundible del arte europeo de la segunda
 mitad del siglo XX. Bacon, además, influyó en gran medida en los artistas
 del movimiento Pop inglés.

Tras una infancia marcada por la soledad y la enfermedad, Bacon pasó
 su juventud en su Irlanda natal. En 1925 se establece luego en Londres
 donde trabaja como decorador. Se interesa en seguida por la pintura
 sobre todo tras sus estancias, en los años veinte, en Berlín y París
 donde junto a los expresionistas (Otto Dix, Max Beckmann), lo que
 debe valorarse si se considera la formación autodidacta de Bacon. 
 En esa época en Chantilly admiró el cuadro La masacre de los inocentes
 de Poussin, del vecino Museo Condé. Este cuadro le inspiraría múltiples
 obras. Pero la influencia más importante que le lleva a pintar es una visita
 a una exposición de Picasso en París, la cual le impresiona y que será una
 influencia en su trabajo: «Aquellos pierrots, desnudos, paisajes y escenarios
 me impresionaron mucho, y después pensé que quizá yo también podría pintar»



"El Papá Inocencio X de Velázquez"

A finales de los años 40 empezó a conformar su estilo más inconfundible
 En 1949, el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), compró una
 obra suya. También en este año comienza la serie de versiones sobre el
 Retrato de Inocencio X de Velázquez (Palazzo Doria-Pamphili de Roma)
 hoy en día se conservan más de 40. Se cuenta que Bacon se guió por
 fotografías y que se negó a ver el cuadro original, aun teniendo ocasión
 de hacerlo; hay quien sospecha que tal afirmación era una broma y que
 sí contempló el original de Velázquez

 Bacon elige la figura humana como motivo central de sus cuadros, y la
 somete a deformaciones y alteraciones hasta un nivel no conocido con
 anterioridad en la historia del expresionismo. Ya sea en sus retratos,
 como en sus autorretratos o en composiciones más complejas, los cuerpos
 mutilados, los órganos atrofiados y todo tipo de anomalías anatómicas
 dan como resultado una imagen del horror que se inserta en un espacio
 indefinido, de fondos monocromáticos, que comunica una sensación de
 aislamiento y claustrofobia.
  
 Bacon visitaba el Museo del Prado con relativa frecuencia; a veces en
 privado, cuando el museo estaba cerrado. Se rumorea que sus últimos
 viajes a Madrid se debieron a que mantenía una relación con «un banquero
 español» llamado José, que recibió algunas pinturas suyas, pero esta cuestión
 se mantiene bajo un manto de silencio.

 En 1964 conoció a George Dyer, su amante por muchos años, de la
 manera más chocante: le sorprendió robando en su taller y (según
 relató el mismo artista) terminaron la noche acostándose juntos.
 Su relación fue más bien tormentosa, si bien inspiró múltiples obras
 al artista, y Dyer terminó suicidándose con barbitúricos en 1971.
 Tres años después Bacon inició su relación más estable, con el joven
 John Edwards, quien heredaría sus bienes (valorados en 11 millones de libras).


 Maribel Alonso Perez
 27 abril 2011

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