(Dublín, 1909 - Madrid, 1992) Pintor inglés de origen irlandés,
figura destacada de la denominada Nueva Figuración, tendencia
que se desarrolla a lo largo de los años sesenta, tras el agotamiento
del informalismo. En el panorama del arte de la posguerra, el
expresionismo figurativo de Bacon ocupa un lugar aparte,
difícilmente relacionable con algunas de las distintas tendencias
artísticas que recorren estos años. Toda la trayectoria pictórica de
Bacon se caracteriza por una profunda independencia, que hace de
su pintura un referente inconfundible del arte europeo de la segunda
mitad del siglo XX. Bacon, además, influyó en gran medida en los artistas
del movimiento Pop inglés.
Tras una infancia marcada por la soledad y la enfermedad, Bacon pasó
su juventud en su Irlanda natal. En 1925 se establece luego en Londres
donde trabaja como decorador. Se interesa en seguida por la pintura
sobre todo tras sus estancias, en los años veinte, en Berlín y París
donde junto a los expresionistas (Otto Dix, Max Beckmann), lo que
debe valorarse si se considera la formación autodidacta de Bacon.
En esa época en Chantilly admiró el cuadro La masacre de los inocentes
de Poussin, del vecino Museo Condé. Este cuadro le inspiraría múltiples
obras. Pero la influencia más importante que le lleva a pintar es una visita
a una exposición de Picasso en París, la cual le impresiona y que será una
influencia en su trabajo: «Aquellos pierrots, desnudos, paisajes y escenarios
me impresionaron mucho, y después pensé que quizá yo también podría pintar»
A finales de los años 40 empezó a conformar su estilo más inconfundible
En 1949, el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), compró una
obra suya. También en este año comienza la serie de versiones sobre el
Retrato de Inocencio X de Velázquez (Palazzo Doria-Pamphili de Roma)
hoy en día se conservan más de 40. Se cuenta que Bacon se guió por
fotografías y que se negó a ver el cuadro original, aun teniendo ocasión
de hacerlo; hay quien sospecha que tal afirmación era una broma y que
sí contempló el original de Velázquez
Bacon elige la figura humana como motivo central de sus cuadros, y la
somete a deformaciones y alteraciones hasta un nivel no conocido con
anterioridad en la historia del expresionismo. Ya sea en sus retratos,
como en sus autorretratos o en composiciones más complejas, los cuerpos
mutilados, los órganos atrofiados y todo tipo de anomalías anatómicas
dan como resultado una imagen del horror que se inserta en un espacio
indefinido, de fondos monocromáticos, que comunica una sensación de
aislamiento y claustrofobia.
Bacon visitaba el Museo del Prado con relativa frecuencia; a veces en
privado, cuando el museo estaba cerrado. Se rumorea que sus últimos
viajes a Madrid se debieron a que mantenía una relación con «un banquero
español» llamado José, que recibió algunas pinturas suyas, pero esta cuestión
se mantiene bajo un manto de silencio.
En 1964 conoció a George Dyer, su amante por muchos años, de la
manera más chocante: le sorprendió robando en su taller y (según
relató el mismo artista) terminaron la noche acostándose juntos.
Su relación fue más bien tormentosa, si bien inspiró múltiples obras
al artista, y Dyer terminó suicidándose con barbitúricos en 1971.
Tres años después Bacon inició su relación más estable, con el joven
John Edwards, quien heredaría sus bienes (valorados en 11 millones de libras).
Maribel Alonso Perez
27 abril 2011
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