miércoles, 25 de abril de 2012

El Dos de Mayo 1814 Francisco de Goya



El dos de mayo o La carga de los mamelucos
1814
Lienzo. 2,66 x 3,45
Museo del Prado, Madrid.

Terminada la guerra de la Independencia, en marzo de 1814 recibía Goya del gobierno de la Regencia (aún no había regresado Fernando VII) el encargo de perpetuar, pasándolas al lienzo, las más notables acciones de la heroica insurrección popular contra las tropas napoleónicas.

Los frutos de esta iniciativa fueron dos obras que de forma prácticamente unánime han sido consideradas lo mejor de su producción: el lienzo Dos de mayo, conocido también como La carga de los mamelucos en la Puerta del Sol de Madrid, y el titulado Los fusilamientos del 3 de mayo en la montaña del Príncipe Pío de Madrid. Ambos cuadros fueron realizados aquel mismo año y se conservan en el Museo del Prado.

El lienzo plasma de modo magistral toda la violencia del estallido popular del Dos de Mayo en respuesta a la llamada contra el invasor. Su técnica y su pasión hubo de dejar honda huella en toda la pintura patriótica del romanticismo, anticipándose al Delacroix de La Libertad guiando al pueblo. Con suma habilidad, al centrar la lucha del pueblo sobre las tropas africanas (mamelucos) que acompañaron a los franceses, consigue, junto a una mejor exaltación del color, evocar la atávica violencia española contra el moro, que sin duda hubo de contar en aquellos violentos momentos.

El análisis historiográfico ha identificado siempre el escenario con la Puerta del Sol, aunque ninguno de los edificios recogidos por el pincel de Goya permite afirmarlo. Quizá sea lógico pensar que el gran edificio rectangular sea el parque de Monteleón. Durante la guerra civil española (1936-1939), cuando el lienzo fue trasladado de Madrid a Barcelona para sustraerlo de los peligros a que lo exponía la proximidad del frente, la camioneta que lo transportaba sufrió un accidente y la pintura resultó rasgada. Los responsables del proceso de restauración decidieron no reintegrar el fragmento de lienzo deteriorado, como testimonio de las vicisitudes sufridas.


Maribel Alonso Perez
25 abril 2012

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