Pintura de Howard Behrens

Pintura de Howard Behrens

martes, 30 de abril de 2013

Thomas Hart Benton, Poker Night (from “A Streetcar Named Desire”), 1948  85.49.2

Noche de Póker (de "un tranvía llamado deseo") 
Año 1948
Óleo sobre Lienzo
Medidas 91,4 x 121,9 cm





El 3 de diciembre de 1947 se estrenaba en Broadway, "A streetcar named Desire" (Un tranvía llamado Deseo), una obra teatral del dramaturgo estadounidense Tennessee Williams que llegaría a alcanzar un gran éxito y que le reportaría a su autor el Premio Pulitzer de teatro en 1948 convirtiéndose en una pieza mítica del teatro americano y también en un clásico del teatro mundial. La obra fue dirigida en su estreno por Elia Kazan, el que fuera cofundador del Actors Studio, y producida por Irene Selznick, una hija del todopoderoso productor Louis B. Mayer.

La obra narra un periodo en la vida de una pareja de Orleans, Stella y Stanley Kowalski, la cual ve alterada su vida por la llegada a su hogar de una hermana de Stella, una tal Blanche Dubois, una mujer con un extraño carácter entre arrogante y secretista que chocará desde el primer momento con el de Stanley, un abrupto y violento obrero aficionado al poker y al alcohol lo que se traducirá en momentos de gran tensión entre los tres habitantes de ese hogar hasta que Stanley consigue, al final, alejar definitivamente a Blanche de sus vidas.

Las representaciones contaron con la actuación de un desconocido y joven Marlon Brando en el papel de Stanley Kowalski y con la de las actrices Jessica Tandy y Kim Hunter en el de Blanche y Stella respectivamente. Se cuenta que la actuación de Marlon Brando era tan asombrosa que eclipsaba al resto de actores y el público acababa tomando parte y solidarizándose con aquel salvaje y maleducado inmigrante. Todo el elenco de actores sería el mismo que más tarde interpretaría su papel en la película de igual nombre que Elia Kazan dirigiría en 1951 a excepción del papel de Blanche Dubois que sería interpretado por la actriz Vivien Leigh

Dado el éxito con el que arrancó la representación teatral desde sus inicios, David Selznick, el marido de la productora Irene Selznick, decidió hacerle un regalo de felicitación para lo cual encargó a Thomas Hart Benton, un pintor estadounidense representante del llamado Regionalismo norteamericano, y al que ya tuvimos anteriormente en este blog, que les pintase un cuadro basado en alguna escena de la obra a lo que Benton accedió pintando en 1948 el cuadro que hoy traemos a estas páginas titulado "Poker Night"

Benton tituló este cuadro como "Poker Night" en consonancia al primer título que Tennessee Williams había ideado para su obra y que luego cambiaría en base al propio argumento de la misma, la cual, se iniciaba con la llegada de Blanche Dubois en un tranvía de la linea llamada "Desire" (Deseo), una antigua línea de tranvías de Nueva Orleans que pasaba por una de las calles del barrio francés, la  Elysian Fields (Campos Eliseos) en la que se ubica la casa en la que transcurrirá toda la representación. 

Para su cuadro, Benton escogió la tercera escena de la obra teatral, una escena en la que se desarrolla una partida de póker en casa de Stanley en la que participan el propio Stanley y tres de sus amigotes, Steve Hubbel, un vecino suyo que habita en el piso de arriba, Pablo Gonzales, un individuo de grandes bigotes y con aspecto de mejicano y Harold Mitchell, el amigo con mejor imagen de todos y al que ellos llaman Mitch. Durante el desarrollo de la partida, aparecerán en escena Blanche y Stella que, recién llegadas de la calle, se refugian en sus dormitorios quedándose en ropa interior mientras curiosean a través de una cortina que separa los dos ambientes en los que se desarrolla la acción. Esta, como sabrán los que hayan visto la película o conozcan la obra, acabará terminando borrascosamente con la agresión a su mujer de un Stanley tremendamente borracho y descolocado. 

Como podemos ver en el cuadro, Benton coloca a Stanley (Marlon Brando) con su inconfundible camiseta en el extremo izquierdo de la mesa mientras que, a su derecha y de pie, sitúa a Mitch (Karl Malden). Con sombrero y su inseparable puro aparece Pablo (Nick Dennis) y, reclinado sobre la mesa, su vecino Steve (Rudy Bond). Tras la cortina y con un aire muy sexy pintaría Benton a Blanche (Jessica Tandy) y a una Stella (Kim Hunter) que parece observarla con un cierto aire de preocupación.

El cuadro es una interpretación bastante fiel de la escena teatral a excepción del aire de rubia fatal a lo Jean Harlow de los años treinta con el que pintaría a Jessica Tandy, muy alejado de su imagen en la escena real y que le valdría un enfado considerable de la propia Jessica que le llegó a acusar de haberla retratado como una manipuladora sexual.La obra de Benton agradó mucho a Irene Selznick y fue colocada en el vestíbulo del teatro Ethel Barrymore donde permanecería hasta su última representación en diciembre de 1949. 

Este cuadro se conserva en el Whitney Museum de Nueva York.

Maribel Alonso Perez
   31 mayo 2013

lunes, 29 de abril de 2013

La Vucciria 1974 - Renato Guttuso




Oleo sobre lienzo
Medidas 300 x 300
Renato Guttuso (1911-1987), uno de los pintores más importantes y también uno de los más cotizados en el mundo artístico del siglo XX italiano, nació en el seno de una familia acomodada en la localidad siciliana de Bagheria aunque sería registrado en Palermo por problemas administrativos. Estudiante de Bellas Artes en Palermo, a los diecisiete años ya participó con éxito en su primera exposición colectiva. Influido principalmente por Courbet, Van Gogh y Picasso pronto su pintura sería conocida en toda Europa.

Desde sus comienzos, la pintura de Guttuso tiene una fuerte carga de manifiesto social característica del movimiento artístico “Corrente”, movimiento formado por un grupo de pintores italianos entre los que él se encuentra y desde el que se pretende criticar la cultura oficial y mantener una fuerte oposición al fascismo que dominará Italia hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Guttuso se afiliará al clandestino Partido Comunista italiano, partido al que sería afín hasta el final de sus días. Su obra más polémica y casi motivo de excomunión fue el lienzo titulado “Crucifixión” en el que la figura de Cristo está medio tapada por uno de los ladrones y por una María Magdalena desnuda mientras, en primer plano, aparecen unas siniestras botellas de vinagre, un martillo y los clavos usados en la crucifixión. Guttuso escribiría en su diario: "este es el símbolo de todos los que soportan ultraje, cárcel y tortura por sus ideales".

Casado en 1947 con Mimisse Dotti a la que amó hasta el final de sus días, su pasión por las mujeres, hizo que le fuera infiel toda su vida, primero con una tal Caria Piro esposa de un político democristiano y luego durante casi 20 años con Marta Marzotto, la esposa de un conde y empresario textil y que sería para él además de su amante, su musa y la modelo a la que retrataría en infinidad de sus lienzos.

Uno de los cuadros por los que es más conocido Renato Guttuso es por el cuadro que hoy traemos a este blog, “La Vucciria”.

Escribía Peter Robb en su libro "Medianoche en Sicilia" que: "Llegar al Vucciria saliendo de un callejón estrecho y sinuoso es como salir de entre bastidores al escenario en mitad de la representación" y realmente, no le faltaba razón. Todo el que pasa por la ciudad siciliana de Palermo y visita "La Vucciria", aunque este mercado ya no es lo que era cuando el pintor Renato Guttuso lo plasmó en el lienzo del que hoy hablamos, queda impresionado por el ambiente, el vocerío, los olores y el color que estallan en este antiguo mercado de la carne situado en una de las zonas más deprimidas de la ciudad y sometida hoy día a un lento proceso de rehabilitación.

El cuadro "La Vucciria" al que su amigo Leonardo Sciascia definió como "el sueño de un hombre hambriento", ejerce sobre el espectador una atracción imposible de reprimir y hace que se sienta como uno más de los personajes que recorren ese estrecho pasillo entre puestos atiborrados de pescados, hortalizas, quesos o embutidos mientras los vendedores vocean su mercancia o el carnicero despieza la ternera suspendida de un gancho.

Guttuso fue un pintor realista expresionista pero su pintura está también cargada de símbolos. De "La Vuciria" el dijo que: "Es una naturaleza muerta en la que los seres que por ella se mueven también serán algo muerto algún día. Es un cuadro negro, que parece pintado sobre un fondo negro. Quiero decir, en algún momento, mientras pintaba, me di cuenta de todo lo que contenía, una abundancia de la vida, y al final, un sentimiento destructivo."

En "La Vucciria" varios de los personajes que aparecen en el cuadro son conocidos. Así, el pescadero que sujeta la cabeza del pez espada es el propio Guttuso, la mujer de negro con una bolsa en la mano es su mujer Mimisse y el hombre del jersey amarillo es un escultor amigo de Guttuso. La mujer de espaldas, la figura central del cuadro y sobre la que recae la atención a primera vista del espectador, se trataría de su amante, Marta Marzotto.

Guttuso murió solo y multimillonario en la ciudad de Roma donde vivía y donde tenía su estudio, en el llamado Palacio del Grillo. Su mujer Mimisse había muerto poco tiempo antes y a su amante, la condesa Marta Marzotto, liada con un destacado miembro del partido comunista llamado Lucio Magri, se negó a recibirla antes de su muerte. Por los derechos a su herencia se entablaron querellas y juicios entre la condesa Marzotto, hoy en dia octogenaria y diseñadora de joyas y un hijo adoptivo de Guttuso pero, esa larga historia es demasiado larga para contarla en tan pocas líneas.

El cuadro de La Vucciria pintado en 1974, fue donado por el pintor a la Universidad de Palermo, pudiéndose contemplar en el Palacio Steri, antigua sede de la Inquisición española y hoy en día, sede del rectorado de la Universidad.
 
En este video se puede contemplar una detallada visión de este magnífico cuadro.

Maribel Alonso Perez
29 abril 2013

La Gioconda del Prado 1503 - 1516 Anónimo



Mona Lisa, o La Gioconda Anónimo
Año: 15031516Ténica: Óleo sobre tabla de nogal
• RenacimientoMedidas: 76 cm × 57 cm
Museo del Prado, Madrid, España


Existen muchas copias de La Mona Lisa, aunque esta, que se encontraba en el Prado desde su inauguración, procedente de las Colecciones Reales, es la más antigua que se conoce, y sobre todo presenta la particularidad de que fue pintada al mismo tiempo y en el mismo taller que la original, por un alumno de Leonardo. Esta singularidad se descubrió gracias al proceso de estudio y restauración al que fue sometida a partir de 2010 ante una petición de préstamo para una exposición temporal en el Museo del Louvre de París (propietario de la obra original), La Sainte Anne, l'ultime chef-d'œuvre de Léonard de Vinci (Santa Ana, la última obra maestra de Leonardo da Vinci). Se la sometió a un examen técnico estándar, que incluyó reflectografía infrarroja, radiografía, fluorescencia inducida con luz ultravioleta e inspección con lupa binocular. La reflectografía y el examen de la superficie de la tabla con luz rasante revelaron la presencia del paisaje debajo del fondo oscuro. La reflectografía se comparó con la que se había sacado en 2004 del cuadro del maestro y se comprobó que el dibujo subyacente es similar en ambas obras y que las correcciones que aparecen en la pintura original se repiten una por una en la copia. No obstante, en opinión de Miguel Falomir Faus, la intervención del maestro florentino en ésta está completamente descartada. Por otra parte, el motivo de realizar una segunda versión, pintada a la vez que el original, resulta un misterio. Según palabras de Ana González Mozo, investigadora del Gabinete de Documentación Técnica del Prado «...qué sentido tiene hacer un duplicado de una obra, en principio de un personaje anónimo, salvo que el personaje no sea tan anónimo o que el comitente sea una persona allegada al retratado, sí es lógico hacer copias de obras devocionales o de retratos de personajes públicos, pero no de un personaje supuestamente anónimo».

Su estado de conservación es mucho mejor que el de la obra del Louvre, influido por la naturaleza de la tabla de mejor calidad, siendo de nogal con un grosor de 18 mm, a diferencia de la obra del Louvre, de chopo, de inferior calidad y de 13 mm de grosor, lo cual permite obtener información sobre el paisaje de fondo y sobre detalles de elementos como el color pelirrojo del cabello, el vestido, el velo y la silla, según palabras de Almudena Sánchez Martín, restauradora del Prado, «el nogal es una de las maderas de mayor calidad, una madera cara, que no la utilizaban muchos pintores, nada más que los que podían permitírselo, y ha demostrado a lo largo de 500 años la gran estabilidad que tiene esta madera con el paso del tiempo». Según palabras de Ana González Mozo «el cielo está pintado con lapislázuli, es una obra hecha con materiales de mucha calidad, ...los materiales son muy buenos, nadie trabaja con materiales tan buenos si no es un encargo importante», asimismo según el periodista Javier Sierra, autor de «La cena secreta», dijo que «...también presenta laca roja, que es también muy rara, un material muy costoso», la ejecución por tanto es muy esmerada, pero según palabras de Miguel Falomir Faus «presenta una caligrafía mucho más lineal, una pincelada más precisa y no hace gala del famoso sfumato de la obra de madurez de Leonardo». Falomir declaró asimismo que «esto está ejecutado por un pintor que es de una pincelada, una caligrafía mucho más lineal, mucho más compacta, y que no tiene nada que ver con el sfumato del Leonardo maduro. La ventaja que tiene es que evidentemente el cuadro tiene menos calidad, tiene menos misterio, pero se pueden percibir elementos que en el otro están apenas sugeridos» y que «presenta un trazo mucho más simple».

La verdad es que, cuando uno contempla el rostro de "Santa Catalina", obra de este último pintor, conservada en el Museo del Prado y que llegó a ser atribuida a Leonardo da Vinci o repara en el de las mujeres, casi clónicas, que pintó en varios de los doce grandes cuadros que adornan las puertas del retablo de la catedral de Valencia, le parece estar viendo el de la misma mujer, el de la que se ha denominado "La Gioconda" y que según afirman los sabios, correspondería a una tal Lisa Gherardini (Mona Lisa), la mujer de un comerciante llamado Francesco del Giocondo.


Sobre la autoría, se ha asegurado que la copia de Madrid fue realizada por alguno de los alumnos más aventajados y próximos a Leonardo, quizá Francesco Melzi o Andrea Salai, si bien expertos italianos apuntan a un discípulo español, acaso Fernando Yáñez de la Almedina o Hernando de los Llanos, pintores activos en el ámbito valenciano que colaboraron con Leonardo.

Dicen que esta "Gioconda" no es una obra maestra, ni se puede comparar con la del genio florentino pero, a mí me gusta. Es como ver a Lisa Gherardini rejuvenecida, con diez años menos, sin esa ictericia provocada por los oxidados barnices y con sus cejas todavía algo pobladas. No sé. La encuentro más guapa, más arreglada, mejor peinada y además - eso es lo mejor - sigue dibujándose en sus labios esa sonrisa enigmática que siempre nos hechizó.


Maribel Alonso Perez 
29 abril 2013

miércoles, 24 de abril de 2013

Sonja (Sonja, Max Herrmann-Neisse im Hintergrund) 1928 - Christian Schad




Ya hace tiempo que visitábamos en este blog una de las obras más conocidas y características del pintor expresionista alemán Christian Schad, su crudo y casi dramático ¨Autorretrato con modelo¨ y hoy volvemos a traer otro cuadro suyo, también muy conocido y además no exento de esa misteriosa carga escénica que impregna gran parte de su obra pictórica.

En esta tela podemos ver la imagen de una mujer vestida de negro y sentada ante una mesa de algún café o restaurante mientras fuma un cigarrillo Camel por medio de una larga boquilla. Al fondo, como escoltándola, aparecen dos misteriosas y recortadas figuras, una a cada lado del cuadro y de las que solo se aprecia parte de su rostro. Para terminar de añadir algo más de misterio a la escena, la mesa situada a la espalda de la mujer y que casi no la deja espacio para el movimiento, contiene un cubo con una botella de champán vacía como vacía está ya la silla de esa mesa.

¿Quién era esta mujer y a que personajes corresponden las dos figuras que la acompañaban en aquel lugar? Gracias a Schad y sus amigos sabemos algunas cosas de este cuadro que de otra forma nos habrían resultado desconocidas.

La mujer de los grandes y cansados ojos y que prestó su imagen a la escena era una secretaria berlinesa llamada Sonja, (desconocemos su apellido) que le había sido presentada a Schad por su amigo Felix Bryk, un periodista y entómologo sueco que residía en Berlin y que había introducido a Schad en los círculos político-literarios del Berlin de los años veinte y con el que recorrería también todos los garitos de ese mismo Berlin a la búsqueda de algo nuevo o inusual que plasmar en sus lienzos. 

Sonja, por tanto no era una prostituta, ni una artista de cabaret, ni pertenecía a los círculos periodísticos a lo Sylvia von Harden sino que era simplemente, como decíamos, una secretaria pero Schad la pintará con esa imagen de mujer nueva, emancipada, liberada, imagen a la que tanto contribuirían Otto Dix, Max Beckmann, Rudolf Schlichter, Karl Hubbuch o el propio Schad, pintores todos ellos pertenecientes al movimiento Nueva Objetividad, un movimiento empeñado en mostrar la nueva imagen de la vida pública alemana durante la Republica de Weimar.

Se cuenta que Sonja tampoco se llamaba Sonja y que este nombre se lo puso Schad figuradamente en recuerdo de la noble prostituta de igual nombre que aparece en la novela de Dostoyevsky, "Crimen y castigo" publicada en 1886, novela de la que él y principalmente su amigo, el escritor y dadaísta Walter Serner, eran unos fervientes admiradores.

Se sabe que el local en el que aparece retratada Sonja era el ya desaparecido Café Romanisches, un café berlinés abierto en los bajos de la prestigiosa Haus Romanisches en la avenida Kurfürstendamm, aproximadamente en el lugar en el que hoy se ubica el Europa-Center. Dicho café era un lugar de encuentro de los escritores, pintores, actores, directores, periodistas y críticos más renombrados del momento. También acudían a este café los artistas que se querían promocionar existiendo distintos reservados dentro del propio café según el grado de popularidad de los asistentes. Allí se podía ver al dramaturgo Bertolt Brecht, a los escritores Erich María Remarque y Franz Werfel, al director de cine Billy Wilder, a los pintores Otto Dix y George Grosz o a la periodista Sylvia von Harden entre otros muchos. La llegada al poder del nazismo puso en el punto de mira a este café del que fueron desapareciendo todos estos clientes asiduos. El Haus Romanisches fue completamente destruido durante un bombardeo de los aliados en 1943.

Asiduo del Romanisches era el escritor y crítico de cabaret, Max Herrmann-Neisse, un gran amigo de correrías nocturnas tanto de Shad como del pintor George Grosz el cual le retrataría en dos de sus lienzos. Hermann-Neisse padecía un enanismo desde su juventud pero esta patología no le había privado de su sentido del humor y la perspectiva cínica con la que aderezaba sus escritos en apoyo del movimiento de la Nueva Objetividad. Max aparece semiretratado en este cuadro como el hombre de la chaqueta negra resultando inconfundible una de sus grandes orejas así como su cráneo liso como una pelota de billar.

Con respecto al hombre de la chaqueta roja hay quiénes afirman que se trataría de Felix Bryk pero más bien parece que Shad incorporó al cuadro al pianista que seguramente tocaba por las tardes en el Romanisches.

Un cuadro para detenerse en él un buen rato mientras se intenta conseguir una mesa en ese desaparecido Café desde la que poder observar a todos esos genios que fueron. Pintado en 1928 se puede contemplar - no siempre - en la Neue Nationalgalerie, Berlin. Como detalle curioso añadir que Shad firmó su cuadro en la manga izquierda del traje de Sonja. Puedes ver más obra de Christian Schad en este video.
 
 
Maribel Alonso Perez
24 abril 2013

domingo, 14 de abril de 2013

Rompeolas de San Sebastián 1917 - Joaquín Sorolla y Bastida

ROMPEOLAS, SAN SEBASTIÁN, 1917-1918

Joaquín Sorolla Y Bastida
Título: Rompeolas de San Sebastián
Fecha:  1917
Técnica: Óleo sobre lienzo.
Medidas: 52,5 x 73 cm           
Museo: Carmen Thyssen-Bornemisza
 

Hasta 1910 Sorolla apenas realizó apuntes de San Sebastián salvo breves estancias en la ciudad camino de París. En la década siguiente, pasó varios veranos en la capital donostiarra completando los paneles de las Regiones de España para la Hispanic Society of America. El presente lienzo fue realizado en 1917, aprovechando la luz moderada de un día cubierto al borde del Cantábrico. En primer plano, unos personajes se asoman a una barandilla apenas esbozada. Las agitadas aguas del mar y la imponente masa del monte Ulía -verdaderos protagonistas del cuadro-, están captadas con pincelada muy abierta y sutiles matices de color
 

Los veranos de 1917 y 1918 Sorolla pinta en San Sebastián. Se interesa por el paisaje marítimo y uno de sus lugares preferidos en el denominado Rompeolas, que recoge en numerosos lienzos. Aquí nos lo presenta ese espacio bajo los efectos de una tormenta, a través de una paleta nada habitual en el pintor, en la que predominan los grises y los malvas.


Maribel Alonso Perez
14 abril 2014

Mujer de Rojo tocando el violonchelo 1937 - Róbert Berény





Recuerdo que fue una lluviosa tarde de septiembre hace ya algunos años en un viaje de recreo por la vieja Budapest. La lluvia me había sorprendido paseando por el Castillo de Buda, mientras contemplaba desde uno de los miradores el color grisáceo del Danubio serpenteando allí abajo y aunque era ya un poco tarde para visitar museos, la insistencia del agua y la proximidad de la Magyar Nemzeti Galeria (la Galería Nacional Húngara) hicieron que me refugiase en esta última a la espera de que aclarase el tiempo. 

Éramos cuatro gatos los que recorríamos esa tarde las salas de este desangelado museo bajo la aburrida mirada de los vigilantes por lo cual solo se oían nuestras pisadas y algún que otro susurro o carraspeo lejano lo que, creo, aumentaba el efecto escénico de aquellas pinturas que colgaban de los muros de la Galería obligando a reparar en algunas de ellas con una especial atención. 

Ese fue el caso de este cuadro de Robert Berény (1887-1953) un pintor húngaro que llevaría a Hungría el fauvismo que él adoptaría durante su estancia en París en sus primeros años de aprendizaje. 

Contemplando a esa mujer vestida con un llamativo vestido rojo que hace destacar su blanca piel, absorta en su silenciosa interpretación, apretando contra sus muslos el instrumento musical mientras sus manos parecen recorrerlo y acariciarlo tuve la sensación de que de un momento a otro iba a excuchar los gemidos de placer lanzados por las cuerdas excitadas de ese violonchelo amado. Por unos momentos quise ser violonchelo en manos de aquella mujer y pensé cuanto debió gozar Robert Bereny cuando la pintó en 1928. Bereny, un gran músico y crítico musical además de pintor, amigo del compositor Béla Bartók, seguramente - pensé yo - disfrutaría escuchando a su modelo mientras la pintaba y después, harían el amor. 

Pasé un largo rato ensimismado delante del cuadro antes de que las voces del vigilante me parecieron indicar que el Museo iba a cerrar sus puertas por lo que abandoné este no sin antes comprar un catálogo con algunas de las obras más emblematicas de la pintura húngara entre las que se encontraba este cuadro. 

El catalogo estaba en húngaro así que no pude entender nada de lo que allí contaba aunque de vuelta a España me tomé el trabajo de volcar el corto texto que acompañaba a este cuadro en un traductor online y una parte de mis fantasias se desvanecieron. Una mala traducción fue suficiente para informarme de que aquella violonchelista tan sensual a mis ojos y en mis pensamientos, aquella mujer de rojo, capaz de acariciarte como a un violonchelo, se llamó Eta Breuer y fue la esposa de Bereny. Ella iba para gran artista antes de su matrimonio con él pero su enlace acabaría con su carrera musical. A Eta  la pintaría nuevamente en 1937 también vestida de rojo y al lado de su violonchelo ya apartado de su cuerpo.

Hoy, viendo y escuchando en video http://youtu.be/zT5IUQynPkg a la gran chelista norteamericana, Alisa Weilerstein, vestida también con un llamativo traje rojo, he recordado aquella tarde en Budapest en que quise ser violonchelo.
 
 
Maribel Alonso Pérez
14 abril 2013

miércoles, 3 de abril de 2013

La maternidad: Mary Henry amamantando a su hija 1889 - Jacob Meijer de Haan






 Titulo: La maternidad: Mary Henry amamantando a su hija
Fecha: 1889
Ténica: óleo sobre lienzo

Dimensiones: 73 x 65.1 cm (28.7 x 25.6 in)

Ubicación actual: Colección privada
ba Suiza




El nombre de Meijer de Haan me ha venido al recuerdo al leer la noticia de un robo acaecido hace unos días en el museo Kunsthal de Rotterdam (Holanda) y del que han desaparecido siete cuadros de pintores famosos, entre ellos uno de este pintor, "Autorretrato sobre fondo japonés", sin que hasta la fecha se sepa su paradero.
 
Jacob Meijer de Haan (1852- 1891) fue un pintor holandés que no es demasiado conocido por su pintura, dada su baja producción y lo diseminado de la misma, pero, cuya imagen si lo es debido a los misteriosos retratos y caricaturas que de él hizo Gauguin en el periodo entre 1889 y 1890, periodo en el que ambos pintores compartieron su vida y sus experiencias pictóricas en Le Pouldu, una pequeña localidad de la Bretaña francesa situada a pocos kilómetros de Pont-Aven
 
Meijer de Haan, educado en la Escuela de Bellas Artes de Amsterdam y perteneciente a una rica familia judía, había trabado conocimiento un año antes con Paul Gauguin y con todo el grupo de pintores que se había ido formando desde 1886 en Pont-Aven y al que se denominaría el grupo de la Escuela de Pont-Aven. A esta localidad había llegado Meijer atraido por su deseo de aprender lo que era el impresionismo y recomendado por Theo, el hermano de Vincent Van Gogh y con el que había vivido una larga temporada en París.
 
Al poco de conocer a Gauguin este le expresó las carencias económicas por las que atravesaba y su deseo de marchar de Pont-Aven a otro lugar más tranquilo y alejado del bullicioso círculo de pintores que residía en esta localidad por lo que Meijer, económicamente desahogado gracias a la ayuda que le llegaba de su familia en Holanda,  le propuso mantenerle económicamente a cambio de sus clases lo que Gauguin aceptó marchando ambos en el otoño de 1889 a Le Pouldu
 
En Le Pouldu se alojaron ambos pintores en una posada llamada "Buvette de la Plage", una posada cercana al mar, aislada de todo bullicio y regentada por una mujer, madre soltera, llamada Marie Henry, la misma que aparece en el cuadro que hoy traemos a este blog y en el que se la ve amamantando a su pequeña hija Léa a la que había dado a luz hacía pocos meses y a la que Gauguin y Meijer apodarían cariñosamente Mimi, pintándola ambos posteriormente en varios retratos y apuntes.
 
El cuadro presenta una imagen conmovedora, espiritual y a la vez decorativa poniendo de manifiesto las bases de la pintura de los nabis, grupo nacido también bajo la influencia de Gauguin. En él se refleja esa ternura que tal vez llegó a trasmitir Meijer a Marie Henry y que provocaría que ella se convirtiese en su amante llegando a tener una hija, Ida, fruto de sus relaciones amorosas, relaciones a las que Gauguin asistiría seguramente celoso y despechado o herido en su amor propio teniendo en cuenta que Gauguin, como más tarde declararía la propia Marie, era un hombre guapo y apuesto mientras que Meijer era un individuo feo, jorobado y enfermizo. 
 
Durante el tiempo que convivieron juntos los dos pintores en la posada de Marie, se dedicaron a decorar toda la vivienda colgando todas sus pinturas en los muros de la misma y llegando a pintar las propias paredes, los techos, los cristales de las ventanas, las puertas y hasta ciertos objetos de cerámica o vidrio que en ella existían. También los pintores Paul Serusier y Charles Filiger aparecieron por allí y se alojaron en la posada durante algún tiempo dejando igualmente colgadas algunas de sus obras. El cuadro "Maternidad" se colocó en el comedor, en el centro de una de las paredes y escoltado por dos paisajes de Gauguin como contaría años más tarde Marie Henry a los investigadores que trabajaron en los estudios sobre la decoración realizada por ambos pintores.
 
A finales de 1890 Gauguin salía de Le Pouldu con la idea de viajar pronto a Haiti y Meijer de Haas, sin poder acompañarle por haber dejado de percibir el dinero que su familia le mandaba, marchaba también unos meses después con destino a Holanda. Meijer moriría pocos años después arruinado y víctima de la tuberculosis sin llegar a conocer a su hija IdaMarie, por su parte, conocería en 1983 a un tal Henri Motheré con él que se iría a vivir, llevándose todas las obras que se pudieron desprender y transladar, entre ellas la "Maternidad".
 
Al parecer, la posada fue arrendada y después vendida tapándose los murales que permanecieron desconocidos públicamente hasta 1924 en que su nuevo propietario los encontró vendiéndolos a diversos museos y coleccionistas. Marie conservó durante muchos años todas las obras que luego pasarían a manos de sus hijas Léa e Ida que las vendieron también a coleccionistas privados.
 
La "Maternidad" se encuentra actualmente en poder de un coleccionista suizo. Marie murió en 1945 tras un bombardeo en Toulon y la posada fue derribada y construida de nuevo y hoy se ha configurado como la Maison-Musée du Pouldu en la que se intenta recordar el paso de aquellos dos pintores.

Maribel Alonso Perez
03 abril 2013


martes, 2 de abril de 2013

Fabian Perez 1967 Pintor Argentino

                                                 
 
Fabián Perez



Fabian Perez nació el 2 de noviembre de 1967 en Buenos Aires, Argentina. Cuando un adolescente Fabian fue fascinado con artes marciales y bellas artes. Por lo tanto, él se dedicó para estudiar ambas disciplinas. El karate ayudó a influir en su carácter que lo da gran disciplina así como lo abre hasta otras formas del arte. La mayor parte de lo que Fabian aprendió por sus estudios del Este influyó en sus pinturas. Fabian dejó Argentina cuando él tenía 22 años para vivir en Italia donde él residió durante siete años. Precisamente aquí su carrera en pintura y escritura tomó un viaje ascendental. Esto está también en Italia donde él fue inspirado a escribir su libro 'las Reflexiones de un Sueño', que fue publicado más tarde en los Estados Unidos.



Él entonces fue a Japón donde él vivió durante un año. Mientras allí él pintó la Bandera japonesa y un Hombre que Medita que están en la demostración en una casa del gobierno. Fabian dejó Japón para venir a Los Ángeles donde él dedica su vida para inspirar otro con sus pinturas y escrituras. El estilo de Fabian es único. Él desea no clasificar su trabajo, él siente que este limita al artista así como el trabajo. Le gusta pintar con acrílico porque esto seca rápidamente y este permite que él siga sus impulsos. Las imágenes valientes y simbólicas se sienten sumamente apasionadas.



Fabian pinta con sus emociones y cada pintura refleja su paseo y energía. Las pinturas se hacen un roadmap, una guía con muchas direcciones, donde los espectadores se deciden qué camino ellos desean experimentar el .'It's sido treinta años que mis ruedas viajan en un camino arenoso. En mis pistas, he dejado cosas, y he perdido muchos otros. Cuando las ruedas dan vuelta puedo ver un camino delante, que me tomará a muchas nuevas experiencias. '


Maribel Alonso Perez
   02 abril 2013

Caffé Greco 1976 - Renato Guttuso

             
 

Renato Guttuso
Título: Caffè Greco
Fecha: 1976
Técnica: Pintura acrílica sobre cartón entelado.
Medidas: 186 x 243 cm
Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid





El "Caffé Greco" es un café ubicado en el número 86 de la Vía dei Condotti en la ciudad de Roma.

Inaugurado en 1760 por el griego Nicola della Maddalena es, después del "Caffé Florian" de Venecia, el café más antiguo de Italia y uno de los cafés literarios más antiguos de Europa todavía en servicio. A lo largo de los años ha sido frecuentado por artistas, intelectuales, famosos y famosillos de todo el mundo que lo han convertido en lugar de visita obligada durante sus estancias en Roma. Por él pasaron Goethe, Christian Andersen, Byron, Gabriele D'Annunzio, Luis de Baviera, Stendhal, Nicolás Gogol, Schopenhauer, Mark Twain, Corot, De Chirico, Hector Berlioz, George Bizet, Toscanini, Wagner, Orson Welles y hasta el mismísimo Buffalo Bill. La lista de personajes es interminable pero su paso lo acreditan las fotos, cuadros y documentación que el "Greco" guarda entre sus paredes y en sus archivos. 

Renato Guttuso, también fue uno de los visitantes ilustres y asiduos del "Caffé Greco". El pintor siciliano, senador por el partido comunista y multimillonario cuando pintó el cuadro que hoy visitamos, vivía en la ciudad de Roma en el llamado Pallazo del Grillo, lugar en el que había montado su residencia desde 1965. 

De Guttuso ya hablamos cuando visitábamos hace ya tiempo su magnífica obra "La Vucciria". En ese cuadro comentábamos que Gutusso intentaba dar una idea de lo efímero de la vida. De ese lienzo el decía que : "Es una naturaleza muerta en la que los seres que por ella se mueven también serán algo muerto algún día. ....". En el cuadro que hoy nos ocupa Guttuso vuelve sobre esta idea y nos presenta un mundo en el que los vivos conviven con los muertos, la efímera modernidad con lo antiguo. 

Pintado en 1976, este "Caffé Greco", cuadro que se puede ver en el Museo Tyssen-Bornemisza de Madrid, es un estudio preliminar realizado en acrílico sobre cartón entelado para la obra definitiva que realizaría ese mismo año y que se encuentra en el Museo Ludwig de Colonia. En él podemos ver el animado interior del "Greco" en el que jóvenes, turistas japoneses y parejas homosexuales conviven con individuos ya desaparecidos, muchos de ellos personajes famosos y que Guttuso coloca en el cuadro para potenciar ese mínimo espacio que separa el pasado del presente.

Sentado a la izquierda del cuadro podemos ver a un hombre mayor que es el pintor metafísico Giorgio de Chirico, un asiduo del "Caffé Greco" y amigo personal de Guttuso que pintará este cuadro como su homenaje a De Chirico. Sentada a su lado, la mujer de la amplia cabellera es la que fue magnífica actriz, la romana Ana Magnani, la interprete de aquellas famosas películas como "Roma, cittá aperta" y "Mamma Roma". De ella diría Tennessee Williams que: "Nunca vi una mujer más hermosa, de ojos tan grandes y piel como el jabón Devonshire". Al fondo y pegado a la pared podemos ver a William Frederick Cody, más conocido como Buffalo Bill. Buffalo Bill pasó por Roma hacia 1890 con su famoso espectáculo teatral conocido como el Buffalo Bill's Wild West y con el que recorrió toda Europa. Unas fotografías colgadas en el propio café dan prueba de que Buffalo Bill estuvo allí. También estuvieron allí algunos de los jefes indios que participaban en su show y a uno de los cuales retrata Guttuso sentado al lado de Buffalo Bill. También, en la mesa que hay en primer término, se puede ver entre los tertulianos al escritor francés y premio nobel, André Gide, un comunista renegado que consiguió que la Iglesia Católica incluyera todos sus libros dentro del "Indice de libros prohibidos" por su defensa de los derechos de los homosexuales, un hombre que también pasó por el "Greco"

El cuadro hace sentirse al espectador como un viajero o turista que, sentado al fondo del café, observa el lugar y el ambiente mientras descansa el cuerpo agotado por las largas caminatas a través de la Ciudad Eterna. Con un poco de imaginación tal vez pueda encontrar ahí dentro, como en el caso de "La Vucciria", a la que fue la amante de Guttuso durante más de veinte años, la bella Marta Marzotto, o a su fiel esposa, Mimisse Dotti.

Un cuadro mágico, como todos los de Guttuso. Misterioso, divertido. Hecho para cotillear en él sin olvidar su mensaje de lo efímero. 

Puedes entrar un momento al "Caffé Greco" pinchando en este video.


Maribel Alonso Perez
    02 abril 2013