Despedida
Técnica: Óleo sobre lienzo.
Medidas: 95,5 x 56,5 cm
Úbicacion:
Colección Carmen Thyssen-Bornemisza
El trazo de Beckmann en Despedida es un trazo vehemente pero no tosco. Su manejo del carboncillo, su facilidad de abocetar todo lo que ve, le hace construir misteriosos y fascinantes escenarios, acentuando esa violencia que hay bajo la plácida realidad, con un fervor expresivo. No detalla los interiores de las figuras sino que los engarza como todos en su diálogo, en su despedida, mientras el paño de la izquierda, la luz y el animal parecen indicar el futuro. Beckmann construye imágenes más que representarlas. No sólo le interesa el posicionamiento de los personajes, sino su desmarcarse, le interesan sus sombras, la interrelación entre su perfil y su sombra.
Se ha atribuido siempre a Matisse la frase de que es imposible separar dibujo y color. Para el francés el dibujo es la expresión del dominio sobre los objetos, y para ello rememora el pensamiento de Ingres al decir que un dibujo es como un cesto del que no es posible quitar un mimbre sin hacer un agujero. El color no será algo añadido sino una forma de expresión más. Como para Edmund Husserl, el color no es algo adjetivo a los objetos y las cosas sino algo consustancial, es su esencia. Beckmann buscará la esencia del espacio, la esencia de su pintura en el manejo del negro. El negro estructurará su pensamiento visual
La. aplicación del color sin modelado, la deformación de las figuras y del recurso a personajes arquetípicos, la voluntad de zafarse de la ilusión de la perspectiva como ilusión espacial, el gusto por el cuadro trabajado con la misma definición e intensidad en todas sus partes, el uso del negro como silueteado y estructura, o los planos de color inscritos en una trama de líneas, el interés por los métodos de grabado, hace que su obra sea paralela a la de Ernst Kirchner o a la de Georges Rouault.
En su discurso en Londres en 1938 dirá Beckmann: «Mi forma de expresión es la pintura, cargado de o agraciado con una sensibilidad fructífera y vital, debo buscar la sabiduría con los ojos. Destaco en especial la vista, porque considero absurda e insignificante una visión del mundo pintada cerebralmente, sin el furor que dan los sentidos hacia cada forma de la belleza y de la fealdad de lo visible. Si de esa forma resultante para lo visible por mí encontrada se establecen temas literarios, es decir aparecen retratos, composiciones de objetos o paisajes, estos surgen de esa condición de posibilidad de los sentidos, en este caso de la vista, y cada tema central se convierte de nuevo en forma, color y espacio»
Maribel Alonso Perez
22 enero 2012
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