Pintura de Howard Behrens
sábado, 28 de enero de 2012
José de Ribera y Cucó 1591 - 1652 Pintor Español
José de Ribera y Cucó
(grabado del siglo XIX).
José de Ribera y Cucó (Játiva, España, 12 de enero de 1591 – Nápoles, Italia, 2 de septiembre de 1652); pintor y grabador español del siglo XVII, que desarrolló toda su carrera en Italia y principalmente en Nápoles. Fue también conocido con su nombre italianizado Giuseppe Ribera y con el apodo Lo Spagnoletto («el españolito») debido a que reivindicaba sus orígenes firmando sus obras como «Jusepe de Ribera, español» (como en su Apolo y Marsias) o «setabense» (de Játiva).
Cultivó un estilo naturalista que evolucionó del tenebrismo de Caravaggio hacia una estética más colorista y luminosa, influida por Van Dyck y otros maestros. Contribuyó a forjar la gran escuela napolitana (Giovanni Lanfranco, Massimo Stanzione, Luca Giordano...), que le reconoció como su maestro indiscutible; y sus obras, enviadas a España desde fecha muy temprana, influyeron en técnica y modelos iconográficos a los pintores locales, entre ellos Velázquez y Murillo.
Juicio de Salomón, 1609-1610. Galería Borghese
Sus grabados circularon por media Europa y consta que hasta Rembrandt los conocía. Autor prolífico y de éxito comercial, su fama reverdeció durante la eclosión del realismo en el siglo XIX; fue un referente imprescindible para realistas como Léon Bonnat. Algunas de sus obras fueron copiadas por pintores de varios siglos: Fragonard, Manet, Henri Matisse...
Ribera es un pintor destacado de la escuela española, si bien su obra se hizo íntegramente en Italia y de hecho, no se conocen ejemplos seguros de sus inicios en España. Etiquetado por largo tiempo como un creador truculento y sombrío, mayormente por algunas de sus pinturas de martirios, este prejuicio se ha diluído en las últimas décadas gracias a múltiples exposiciones e investigaciones, que lo reivindican como creador versátil y hábil colorista.
Sileno ebrio, 1626. Museo de Capodimonte, Nápoles
En Nápoles Ribera adquirió gran prestigio, trabajando para una amplia y variada clientela, donde había comerciantes, nobles, tanto italianos como españoles, e incluso los propios virreyes, caso del conde de Monterrey, para quién realizó una de sus obras maestras, la Inmaculada Concepción para el convento de las agustinas de Salamanca. La segunda mitad de la década de 1630 está considerada su etapa más creativa y de mayor producción, fechándose en estos años un buen número de sus mejores telas. Las siguientes décadas de su vida estuvieron marcadas por una larga enfermedad, que le obligó a mantenerse inactivo durante algunos periodos de tiempo, haciendo frente a los pedidos gracias a un gran y bien organizado taller.
La Magdalena, o Santa Taís, 1641
La presencia de cuadros de Ribera en las colecciones españolas se empieza a detectar en los años treinta. Entre los discípulos que pasaron por su taller se cuentan Luca Giordano y Aniello Falcone. Su estilo se dejaría sentir en la pintura napolitana de la siguiente generación y en España, cuyos artistas conocieron su obra a través de su numerosa producció.
Maribel Alonso Perez
28 enero 2012
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