Remontándonos al Renacimiento en los Países Bajos, a lo que se denominó escuela flamenca, hallamos que fue muy apreciado en esa época el trabajo de una pintora de miniaturas, hija de Jan Sanders van Hemessen, reconocido pintor manierista. Se trata de Caterina (o Catharina, en flamenco) van Hemessen, primera pintora flamenca en dejar una producción cuya autoría es demostrable.
Caterina nació en Amberes, Bélgica, en 1528. Se deduce que habrá aprendido la técnica en el taller de su padre, junto a los demás aprendices, ayudándolo también en algunos de sus trabajos. Al igual que Jan van Hemessen, hacia la década de 1540 Caterina recibió el patronazgo de la Reina María de Hungría, que en ese tiempo actuaba de regente de los Países Bajos en nombre de su hermano de Carlos V. Trabajó en su corte realizando retratos en miniatura de importantes cortesanos, además de obras de temática religiosa que muestran la influencia paterna.
En 1554 Caterina contrajo matrimonio con Christian (Chrétien) de Morien, organista de la Catedral de Amberes, un cargo considerado importante en aquella época. Lamentablemente, como era costumbre en esos tiempos, al parecer dejó de pintar luego de su casamiento cuando contaba con 26 años, porque no se han encontrado pinturas de ella fechadas después de este acontecimiento. Dos años después, cuando la reina María renunció a la regencia de los Países Bajos, Caterina y su marido se fueron con ella a España, permaneciendo allí hasta que la reina murió en 1558. El aprecio María de Hungría por el talento de Caterina fue tal, que asignó como herencia a la pareja una elevada pensión para que pudieran llevar una vida confortable
Se sabe de la existencia de diez trabajos firmados y fechados por la artista, entre los que se cuentan seis retratos, un autorretrato y pinturas religiosas basadas en hechos históricos, con escenas que muestran grandes grupos de figuras. Actualmente las obras se encuentran en la National Gallery de Londres y en el Rijksmuseum de Ámsterdam, y su autorretrato está en el Öffentliche Kunstsammlung de Basilea, Suiza. También se atribuyen a Caterina las nueve pinturas de la parte central y la predella del Retablo de Tendilla, que se encontraba en el Monasterio Jerónimo de Santa Ana y desapareció en el año 1845. Luego de aparecer en Londres, en 1915, fue adquirido por el Cincinatti Art Museum (EEUU). Del análisis de las pinturas de este retablo se deduce que fueron realizadas probablemente por cuatro pintores del taller de Jan van Hemessen, entre los cuales se puede distinguir fácilmente la mano y el estilo de Caterina.
Las pinturas de esta artista se caracterizan por el realismo; las personas retratadas posan generalmente contra un fondo oscuro, sin mirar al espectador. Se cree que sus obras “Retrato de una dama” y “Retrato de un hombre”, que muestran dos personajes delgados y de semblante serio y triste, podrían ser en realidad retratos de ella y su marido. Su Autoretrato la muestra en el momento en que está por pintar y sostiene sus elementos de trabajo. Por esta obra se la distingue como una pionera en la realización de este tipo de autorretrato, en el que se ve al autor pintando.
Francesco Guicciardini nombra a esta artista en su “Descripción de los países bajos” de 1567. Giorgio Vasari también la menciona como miniaturista al servicio de la reina María en su obra “Vida de los mejores arquitectos, pintores y escultores italianos” (1542-1550; segunda edición ampliada en 1568) . Caterina murió de causas naturales a los 60 años, en Amberes, 1587.
En cualquier caso no son muchas las obras que se le pueden atribuir con total exactitud, siendo en su mayoría retratos, que suelen tener una serie de características comunes: el fondo oscuro o neutro; una tendencia a la meticulosidad y el detallismo que es consecuencia de una doble influencia, la de la tradición de la pintura flamenca y la de su formación como miniaturista, y una expresión hermética en sus personajes que parecen inclinarse por la indolencia o la melancolía.
Maribel Alonso
12 mayo 2011
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