Pintura de Howard Behrens

Pintura de Howard Behrens

sábado, 1 de septiembre de 2012

Suprematismo 1915 - Kazimir Malevich




Kazimir Malevich: Suprematismo.
Medidas 102 x 62 cm.
Año 1915.
Oleo sobre lienzo.
Stedelijk Museum, Amsterdam.



La abstracción de los rayonistas (Larionov y Gontcharova) desembocó en un tipo más de abstracción, el movimiento suprematista.

Suprematismo significaba una pintura que permitía captar formas y color, pero que no evocaba asociaciones ni sentimientos. Pretendía, de una manera mística, expresar estados "puros" de conciencia o de inconsciencia no alterados por pensamientos reales. Elegía formas geométricas porque era lo más simple. Se llegó a prescindir del color porque excitaba la emoción.


Para Malevich "la pintura se compone de forma y color [...] dichas formas no serán la repetición de los objetos que viven en la vida, sino serán en sí mismas un objeto vivo. La superficie coloreada es la forma viva real".. Su postura era esencialmente un idealismo filosófico, en el que esas formas primarias descubiertas por la intervención de lo que él llamaba "razón intuitiva" -en especial el cuadrado- no eran secundarias respecto a las formas reales del mundo sino que constituían un equivalente armonioso de las mismas.


En contraste con el deficiente "realismo de la pintura figurativa", que para Malevich es una mera copia de la realidad existente, cuya profundidad y riqueza nunca puede igualar, las formas del suprematismo existen al lado de las formas de la naturaleza: "el nuevo realismo pictórico, concretamente pictórico, ya que en él no existe el realismo de las montañas, del cielo, del agua".


El proyecto vanguardista de Malevich que había empezado como un antinaturalismo e irracionalismo futurista continuó, por tanto, con una campaña ambiciosa por la autonomía de la creación y de la forma artística. De hecho, parec
e que Malevich creía que la universalidad potencial y la autonomía formal absoluta del arte suprematista capacitaban este arte no sólo como el más moderno de los estilos vanguardistas, sino más bien como la base estética potencial de un completo, nuevo orden mundial.

Por lo tanto, Malevich fue uno de los primeros y más potentes generadores de ese sueño utópico de la década de 1920 que empezó a tener el movimiento europeo moderno más extenso: la idea de que los problemas insolubles de la existencia social moderna podían ser resueltos solamente si eran planificados con una base estética, con el artista abstracto autorizado como el planificador ideal.


Maribel Alonso Perez
01 septiembre 2012

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