Francesc Domingo Segura (1893-1974) fue un pintor catalán nacido en Barcelona y fallecido en Sao Paulo (Brasil) ciudad a la que emigraría en el año 1951 tras un largo periodo de desorientación pictórica y personal a raíz de la Guerra Civil Española.
Formado en la escuela de Francesc Galí se integra en la "Agrupación Courbet", un movimiento artístico fundado en Barcelona en 1918 con el objetivo de renovar el "noucentismo" siguiendo la doctrina del pintor francés Gustave Courbet. La Agrupación, impulsada por el ceramista y crítico de arte, Josep Llorens i Artigas y a la que llegaron a pertenecer pintores tan destacados como Picasso, Joan Miró y Olga Sacharoff se disolvió un año después, por lo que Francesc Domingo marcha a París y posteriormente a la Bretaña donde se acercará al cubismo debido a su admiración por Cezanne.
De vuelta a España en 1931 se establece en su ciudad natal y su pintura, hasta el comienzo de la guerra civil, se inclina por un realismo social llegando a plasmar aspectos idealizados del mundo del espectáculo destinado a las clases proletarias o menos cercanas a la burguesía catalana. A este periodo pertenece el cuadro que hoy traemos a nuestro blog.
Debo confesar que de Francesc Domingo no conocía nada de su vida ni de su obra a excepción de su cuadro "Los jugadores", cuadro que tuve la oportunidad de ver en una visita al MNAC hace ya algunos años, y que he descubierto este otro cuadro tan solo hace unos días a través del espacio dedicado en la revista El Cultural a la exposición organizada en Barcelona relativa a lo que supuso para la vida de esta ciudad durante el periodo de 1894 a 1939, la conocida avenida de El Paralelo.
En El Paralelo (Avinguda del Paral·lel), la avenida que lleva en la ciudad de Barcelona desde las Atarazanas Reales hasta la Plaza de España, se fueron concentrando desde su nacimiento infinidad de teatros, cabarets, cafés-concert y music-hall, lugares que convertirían dicha avenida en una zona o área dedicada al ocio y el espectáculo destinado principalmente a una masa obrera o proletaria, una zona o barriada equiparable a las que nacieron en otras grandes ciudades como en el París o Berlín de entreguerras o en el propio Nueva York.
En uno de estos "lugares" de El Paralelo dedicados al espectáculo nació el cuadro que hoy visitamos y que pintó Francesc Domingo perteneciente a una serie cuya génesis explicaba un tal Enric F. Gual en un articulo publicado en la revista "Mirador" en agosto de 1933.
Según Enric F. Gual, Francesc Domingo desde su regreso a Barcelona y después de su estancia en Francia, se había convertido en un asiduo visitante de El Paralelo y de sus principales locales como era en este caso, el Apolo Palace. En él nació la idea de pintar una serie de cuadros que reflejasen el ambiente del local, el tipo de actuaciones y sobre todo, dieran una imagen del mundo social que se congregaba todas las noches en torno a aquellas canzonetistas o cupletistas para admirar su arte y sus cuerpos.
Francesc Domingo le comentó la idea a su amigo y antiguo compañero de la "Fundación Courbet" Josep Llorens i Artigas el cual le animó a que emprendiese la labor de imnmediato por lo que Francesc se puso manos a la obra y comenzó un seguimiento continuo del espectáculo que se daba en el Apolo por aquellas fechas y que tenía como una de sus estrellas a una pícara canzonetista llamada "La Fontalba", una mujer que a Francesc le trasmitía la imagen perfecta para plasmar en su obra.
Fueron muchos los apuntes y bocetos que fue tomando durante sucesivas veladas de "La Fontalba" así como otros en los que reflejar, en especial, el ambiente y la imagen de aquel público que abarrotaba normalmente el local. Una vez bocetados, coloreados estos y pensados mentalmente los futuros lienzos, fue cuando Domingo se decidió a dar el paso final encargando telas y bastidores y fue justo en ese mismo momento cuando la sala canceló el contrato con "La Fontalba" y esta desapareció del espectáculo llevando a Francesc Domingo al borde de la desesperación y provocando que este abandonase el proyecto iniciado.
Contaba Enric Gual en su artículo que enterado Josep Llorens de la frustración sufrida por su amigo y después de visitarle y admirarse con los inumerables bocetos que Domingo tenía en su estudio le animó a que no tirase aquel trabajo por la borda y consiguió que este volviese al Apolo una vez más. Afortunadamente, la inspiración volvió a ponerse al lado de Domingo en la persona de una nueva canzonetista que se había incorporado al espectáculo del Apolo, una tal Vera Frey, una vedette de cuerpo espectacular y que venía precedida por sus éxitos anteriores en salas como "Pompeia", "El Ba-Ta-Clan", "El Hollywood", "La buena sombra" o "El Royal Concert", todos ellos afamados "lugares" del Paralelo.
A esa Vera, a esa mujer a la que miran absortos todos esos proletarios asiduos a aquel local de la Barcelona de preguerra es a la que miró también Francesc Domingo desde ese rincón al otro lado del cuadro. Sus ojos fueron nuestros ojos y gracias a ellos hoy contemplamos nosotros también a Vera.
¿Que fué de ella? No sabemos. Seguiría seguramente actuando en el Apolo o en otro café-concert de El Paralelo hasta que la vida la retirase de aquellos escenarios. Alguien conocerá esta historia mejor que yo y a lo mejor nos la termina de contar.
Francesc Domingo pintó una serie de cuadros todos ellos dentro de este lugar. Uno de los cuadros y que en un principio también se denominó "Apolo Palace", pintado al igual que este en 1933, muestra a Vera Frey de espaldas, actuando en la pasarela, rodeada como siempre de seres que la observan arrobados y entre los que aparece su gran amigo Josep Llorens acompañado de una tal Rosario Sanz.
El cuadro que hoy hemos comentado, de propiedad particular, Centre de Cultura Contemporánia de Barcelona (CCCB) en la exposición "El Paralelo, 1894-1939. Barcelona y el espectáculo de la modernidad".
Un poco más sobre la obra de este olvidado pintor catalán en http://youtu.be/u82StOL511s
Maribel Alonso Perez
12 marzo 2013
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El presley.