Frida Kahlo
A continuación encontrará el comentario de 'El marxismo sanará a los enfermos , de Frida Kahlo.
El marxismo sanará a los enfermos
Cronología: circa 1954 (poco antes de su muerte)
Estilo: Surrealismo / Naïf
Técnica: Óleo sobre madera
Dimensiones: 76 x 61cm.
Localización: Museo Frida Kahlo. Coyoacán, México DF.
El contexto en el que Frida Kahlo realiza este y la mayoría de sus cuadros es muy particular. Así como en casi todos los casos tenemos suficiente explicar el entorno social e histórico de una obra para hacernos una idea de cuáles eran las circunstancias en las que fue creada, para analizar las obras de Kahlo debemos conocer también las sus circunstancias personales, porque precisamente su biografía es el tema principal de su obra.
Kahlo tiene unas circunstancias vitales marcadas trágicamente por el accidente de tranvía que sufrió siendo aún joven, y que le dejó el cuerpo literalmente "roto". Tuvo que pasar por decenas de operaciones, de dolorosas recuperaciones (en un tiempo donde el único remedio era la morfina) y de incómodos prótesis en su cuerpo. Este hecho limitó mucho su movilidad y otras cuestiones de salud, como la maternidad, tan deseada por ella, y de la que no pudo disfrutar. A esto hay que añadir su relación con Diego Rivera, el famoso muralista mexicano del que estuvo siempre enamorada _ fue su marido, aunque su matrimonio estuvo oscurecido por sus constantes infidelidades _, y la "sombra artística" del que vivió. Finalmente, hay que remarcar especialmente la importancia en su vida de su compromiso político con la causa comunista y anarquista _ tuvo relación con Trotsky, que acogió en su casa, en Mèxic_. No olvidemos que Frida Kahlo vive en el contexto inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial, con el comienzo de la Guerra Fría y la polarización del mundo en dos bloques: la URSS y el Pacto de Varsovia y los USA y la OTAN.
Respecto a su estilo, podríamos decir que es hasta cierto punto autodidacta: influido por el Surrealismo, con el que tuvo contacto y lo que tiene rasgos importantes, como el uso de imágenes directamente referidas a su subconsciente, a sus preocupaciones y anhelos más profundos, pero también con características típicas del naif (del francés "naif": ingenuo, inocente), como el tratamiento casi "infantil" de sus dibujos y del color que aplica. Este tratamiento, sin embargo, también se pondrá en contacto con la tradición nativa mexicana, de la que Kahlo es una gran defensora _d'aquí sus peinados, sus joyas y su ropa multicolor_.
Precisamente el uso del color es una de las primeras cosas que advertimos, a nivel formal, en El marxismo sanará a los enfermos: unos colores llamativos, intensos, saturados, que colorean una escena con una composición central, triangular, bastante estable, que casi recuerda las típicas estampas de vírgenes _ en concreto a la Virgen de Guadalupe, patrona de México _ de tradición católica, y que no encontramos lejos de la significación de este cuadro que, a pesar de haber sido realizado en un contexto declaradamente ateo, tiene como temática algo parecido a un milagro. Respecto a la composición, vemos centrada en el cuadro la figura de la propia Frida _ el autorretrato es una constante en su obra _ "abrazo" por dos grandes manos, una de ellas con el ojo de la sabiduría (elemento de tradición religiosa), soltando las muletas, que la enmarcan en un triángulo invertido, y rodeada de elementos simbólicos y "paralelos" _ a cada uno de un lado le corresponde otro al otro lado _ que dividen la imagen , a nivel conceptual, en dos partes: la izquierda y la derecha, enfrentadas, con significados diferentes y opuestos.
La realización del dibujo es rudimentaria, sin demasiada atención a la anatomía (el puño de Marx sale directamente de su cabeza, de manera desproporcionada) ni en la perspectiva, pero con una enorme expresividad. Alrededor de la figura del artista, que lleva su corsé a la vista y un libro rojo (alusión a la ideología comunista) en la mano izquierda, vemos, en la banda derecha, y de arriba abajo, el retrato de Marx, del que sale un puño que agarra y casi "estrangula" el jefe del "Uncle Sam", que sale de un águila negra, símbolo, todo ello, de la ideología capitalista de los EEUU, más abajo una representación del hongo atómico, en alusión a las bombas de Hiroshima y Nagasaki y, como fondo, una tierra surcada por ríos de color rojo de sangre. A la izquierda, como respuesta a cada uno de los elementos del otro lado, encontramos un gran paloma de la paz sobrevolando el planeta Tierra, iluminado por el Sol, y hacia abajo, una superficie de tierra surcada esta vez para ríos de agua.
La simbología es evidente: por un lado, la visión de Kahlo del bloque capitalista, un mundo corrupto y violento, agresivo, dominador, y por otro _ aunque debe admitirse que el jefe de Marx queda fuera de esta ordenación, probablemente por cuestiones prácticas de composició_, el mundo del bloque comunista, pacífico, integrador, y sanador, en una palabra. En el centro, la propia Frida se muestra como la prueba del milagro que este sistema tiene que hacer con un mundo enfermo, como ella misma: liberarlo de sus ataduras hsitòrics, de sus limitaciones, para llevarlo hacia un futuro mejor .
Esta obra, sin embargo, no tiene una única función. Evidentemente, hay una primordial, que es la de hacer propaganda política y ayudar a la expansión del mensaje comunista. Kahlo había admitido en numerosas ocasiones que a menudo se sentía culpable de no poder hacer más en este sentido debido a sus problemas de salud, y en la pintura política _ también elegida por su marido _ encontraba una vía de resolución a este problema. Pero, por otro lado, el hecho de representarse a sí misma liberada, abierta a una nueva vida, suponía para Kahlo una acción prácticamente terapéutica en uno de los peores momentos de su vida _ recientemente le habían tenido que amputar una pierna a debido a la gangrena, y durante este mismo año la pintora morir_. La actividad pictórica en sí misma era un calmante para Frida Kahlo, que a menudo había comentado que los momentos en los que pintaba eran los únicos en los que no pensaba en el dolor.
Nos encontramos, pues, ante una obra muy particular, como todas las de esta artista, llena de significaciones y que ilustra perfectamente algunos de los episodios de nuestra historia más reciente, pero que no ha sido conocida hasta hace relativamente poco : no fue hasta finales del siglo XX que algunos hsitoriadors e historiadoras del arte rescataron la figura de Frida Kahlo del olvido al que, como casi todas las obras artísticas de mujeres hasta ese momento, había sido relegada.
Maribel Alosno Perez
27 septiembre 2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario